Testimonios

Natalia petrova

A mi hija Lucía le diagnosticaron epilepsia de ausencia cuando tenía 8 años. Los médicos solo ofrecían medicación, pero las pastillas la dejaban tirada, desconectada, sin reconocerme. No podía dejarla sola ni un momento. Probé muchos caminos: cambiamos la alimentación, hicimos terapias... pero algo seguía faltando. Cuando conocí a Patricia y me habló de la trementina, sentí que era el momento de intentarlo. En solo dos meses, Lucía volvió a mirarme a los ojos. Hoy puede ir sola a la escuela, tomar tres colectivos, estar presente. Las ausencias bajaron muchísimo. Y no solo ella mejoró. Yo también me sentí diferente: mi piel cambió, el acné desapareció. Es como si ambas hubiéramos despertado. Gracias a Dios y gracias a Patricia, encontramos una nueva oportunidad. Por eso comparto esta historia, para que otras mamás también sepan que sí se puede.

Natalia petrova

Leonor Martinez

Yo empecé la desparasitación solo porque me lo recomendaron, sin muchas expectativas. Tenía un problema en la piel que no se iba con nada, y aunque no pensé que tuviera relación, igual me animé a probar con la trementina. A los pocos días, empecé a sentirme más vital, más liviana. Mi piel empezó a mejorar… y también noté algo muy extraño: el cuerpo empezó a eliminar cosas que parecían restos de comida, pero que yo no había comido. Pieles parecidas a las del tomate, bolitas como lentejas rojas, algo parecido al sésamo... pero nada de eso formaba parte de mi dieta. Consultando con Patricia y buscando información, entendí lo que estaba pasando: estaba expulsando parásitos. Y no era la única. Muchas personas estaban viviendo lo mismo. Desde que empecé, mi cuerpo cambió completamente. Me siento limpia, con energía y sigo el proceso porque sé que todavía hay más que eliminar. Estoy profundamente agradecida con Patricia, no solo por su conocimiento, sino por su acompañamiento constante. Gracias a ella hoy me siento más viva que nunca.

Leonor Martinez

Nora leguizamón

Un día me agarró una congestión terrible, como si me hubiera atacado un virus. Tenía una tos seca y fuerte, que no me dejaba descansar. No podía más. Por suerte, una amiga que ya conocía la trementina me recomendó hacer un baño de pies. Usé entre 1 y 2 litros de agua tibia con 5 ml de trementina, y sumergí los pies durante unos 15 minutos. Esa noche logré dormir, y al día siguiente ya me sentía mucho mejor. Toda la congestión desapareció. Solo me quedó una tos leve, pero nada que ver con la del día anterior, que era insoportable. Desde entonces, cada vez que siento que me estoy por engripar, hago lo mismo. También me pongo la cocotina en el pecho antes de dormir para respirar mejor. Es algo tan simple, pero me cambió todo. – Nora Leguizamón

Nora leguizamón